jueves, 30 de diciembre de 2010


Adora la imagen de tu dios, sea quien sea.

A medida que te purifiques podrás cantar sus nombres y orar dulcemente.

Con el paso del tiempo te refugiarás en el templo interior de tu mente corazón para adorarlo.

Cuando tu devoción sea perfecta abandonarás tu conocimiento en el amor y descubrirás que en ese amor Dios esperaba por ti.

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