jueves, 8 de abril de 2010

ESTO TAMBIEN ES HACER YOGA...


“no es doctrina, no es religión. El yogano se mueve por creencias sino por experiencias” .



Logramos perfeccionar un âsana cuando

el esfuerzo para realizar dicha âsana,

simplemente se desvanece”

Y.S. II. 29




“Toda violencia se acaba en

la presencia de una persona

que practica correctamente el

principio de ahimsa”.

YS II 35



Debemos aprender a observar

las manifestaciones de nuestra

conducta en los tres distintos

niveles en los cuales ésta se

manifiesta: acción, palabra y

pensamiento; y aprender a dirigir

estos tres en la dirección

de los Yamas (disciplinas éticas). Son: ahimsá (no

violencia), satya (verdad), asteya (no robar), brahmacharya (continencia)

y aparigraha (no codiciar).



Si al hablar la verdad otro es

herido, deja de ser satya y se

convierte en himsa.



Había una vez un yogi que

meditaba en el bosque, escuchó

un sonido y al abrir los ojos vió

a un hombre asustado corriendo

que se escondió en una cueva.

Un rato después pasaron unos

hombres muy irritados, con

unos palos largos en sus manos,

le preguntaron al yogi si había

visto a un hombre pasar por

ahí. Qué respondió el yogi?

Cuando se establece la veracidad,

Los frutos de las acciones

naturalmente resultan

de acuerdo a la voluntad del

yogi.

YS II 36


Pero la verdad no se limita solamente a la palabra. Cuatro son la formas

de pecado mediante la palabra: la injuria y la obscenidad, falsedad en

transacciones, la calumnia o el chismorreo y, finalmente, el ridiculizar

lo que otros consideran sagrado para ellos. El chismoso es más venenoso

que la serpiente. El control de la palabra arranca de raíz toda malicia.

Cuando la mente carece de malicia, rebosa caridad para con todo.

Quien ha aprendido a controlar su lengua ha logrado en gran medida

el autocontrol. Cuando una persona así habla, será escuchada con respeto

y atención, y sus palabras recordadas como buenas y verdaderas.

Patangali.


Cuando alguien que se halla establecido en la verdad reza con un corazón

puro, las cosas que realmente necesita vienen a él cuando de verdad

las necesita: no ha de ir en pos de ellas. El hombre firmemente establecido

en la verdad obtiene el fruto de sus acciones sin, aparentemente,

hacer nada. Dios, fuente de toda verdad, provee sus necesidades y cuida

de su bienestar.

Patangali.

A través de la práctica devocional

de Asteya los más

grandes tesoros pueden

encontrarse.

YS II 37

Asteya.

El deseo de poseer y gozar de lo que otro posee conduce a una persona

a cometer malos actos. De este deseo surge el ansia de robar y codiciar.

Asteya (a = no; steya = robar), o sea, no robar, incluye no sólo agarrar sin

permiso lo que pertenece a otro, sino también usar algo para un propósito

distinto al pretendido, o por más tiempo del permitido por su propietario.

Así, comprende la apropiación indebida, el abuso de confianza y

el mal uso. El yogui reduce sus necesidades físicas al mínimo, pues cree

que al acumular cosas que no le son realmente necesarias, se comporta

como un ladrón. Mientras otros apetecen la riqueza, el poder, la fama

o el goce, el yogui sólo apetece una cosa, y ésta es adorar al Señor. La

ausencia de apetencias le permite protegerse de las grandes tentaciones.

Las apetencias enturbian la corriente de la serenidad y hacen al hombre

bajo y vil, mutilándolo. Quien obedece el mandamiento no robarás se

convierte en fiel depositario de todos los tesoros.

Rico es no el que mucho tiene,

SINO el que menos necesita.

Como el cuento Zen que dice:

Ahora que se ha quemado mi

granero puedo apreciar mejor

la luna.

La religión ha convencido a la

gente de que hay un hombre

invisible que vive en el cielo,

que ve todo lo que haces a

cada momento y cada instante

de tu vida, y este hombre tiene

una lista especial de 10 cosas

que no quiere que hagas y si

haces alguna de esas 10 cosas

tiene un lugar especial lleno

de fuego, de humo, y tortura y

angustia donde te va a enviar

para que llores, grites, sufras

donde te va a enviar hasta el

final de todos los tiempos...

pero él te ama.

Zeitgeist

Las acciones reflejan la personalidad de un hombre mejor que sus palabras.




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