Resulta paradójico que una de las raíces de la palabra Yoga signifique unión
y en la mayoría de practicantes encuentres definiciones que los separan del resto de las cosas y al final acaben mas separados de sí mismos de lo que estaban al iniciar su andadura por la práctica del yoga. Desgraciadamente no es una cuestión de que no haya gente que no sepa practicar yoga, sino que el yoga que se enseña en su mayoría, ni se ha experimentado ni se comprende lo suficiente como para poder transmitirlo. Una clara comprensión de los objetivos del yoga bastaría para garantizar la efectividad del método, aun no habiéndolo experimentado al completo. Este comentario a modo de articulo no pretende reclamar la exclusividad de un método definido sino aclarar los puntos comunes que en una práctica de yoga deberían estar presentes para que esta sea segura y efectiva.
Sea cual sea el estilo de yoga que practiques, su filosofía profunda no debería excluir a ningún otro. Evidentemente te puedes encontrar en la situación de que lo que estas practicando excluya técnicas que pretenden ser yoga y al revés, estar practicando algo que pretende ser yoga y sin serlo excluya a todo lo demás. Toda práctica de yoga debería respetar la integridad del cuerpo, la mente y el espíritu de tal manera que en ningún caso se debe comprometer ésta integridad. Frente a esto los yoga-sutras de Patanjali son claros y no admiten interpretación posible; AHIMSA es la negación de la violencia, por lo tanto en tu práctica no debería haber imposiciones violentas para tu cuerpo en ningún sentido, del tipomantén 10 respiraciones en ésta o aquella postura…
respira 10 veces seguidas y luego…
Acceder al origen de las tensiones
La práctica de yoga no nace de ninguna cultura, creencia o ideología mística, al contrario, se trata de despojar al ser en todos sus aspectos de los condicionamientos culturales y de otro tipo, que impiden la expresión de la naturaleza integrada del ser humano, cuerpo, mente y el espíritu expresándose en sintonía. Dicho de otro modo, el yoga se desarrolla a partir de la unión
intrínseca de cuerpo y mente y para zambullirnos en ésta naturaleza debemos utilizar toda la sensibilidad que esté al alcance dentro del marco de la acción. Ser sensible a los impactos que generan en nuestro cuerpo la práctica de posturas de yoga, es la primera condición que debería ser común a todos los estilos de yoga, por muy dinámicos o estáticos que sean. Esto es la expresión de AHIMSA.
La mayoría de la gente y muchos practicantes de yoga asocian la palabra Yoga a quietud, lo cual no es del todo desacertado si esa quietud es fruto de un proceso y no de una imposición. Además esa quietud no tiene porque referirse sólo a la de las posturas. Se pueden experimentar quietudes más sutiles que la quietud física. No te costará nada experimentar que es mucho más difícil mantener el cuerpo en quietud durante cinco minutos que moverlo suavemente durante diez o quince minutos, incluso más. De lo cual se deduce que el cuerpo humano está desarrollado principalmente para el movimiento y si lo llevas a quietud sin prepararlo para ello probablemente se generará más tensión de la que había en un principio, en consecuencia tu práctica de yoga te estará tensando en vez de soltarte y relajarte.
Realmente podríamos plantearnos la siguiente cuestión: si en la naturaleza humana es inherente la unión de cuerpo, mente y espíritu ¿qué necesidad hay de practicar yoga?
Obviamente la sensibilidad orgánica del cuerpo responde mucho antes y con más acierto a ésta pregunta, que el intelecto, pero desgraciadamente esa sensibilidad es rara vez tenida en cuenta, ente otras cosas porque está anestesiada. Los condicionamientos culturales, la vida sedentaria e incluso algunas prácticas de yoga comprometen la expresión de ésta unidad. Al verse comprometida la expresión de nuestra verdadera naturaleza, nos sentimos separados de la vida, del universo y tenemos la sensación de que la vida es un accidente extraño que nos ha ocurrido por algún tipo de negligencia. Esta sensación se manifiesta de múltiples formas en el cuerpo, desde estados mentales como ansiedad, miedo, depresión, sentimiento de culpa etc., hasta somatizaciones físicas como dolores de espalda, migrañas, contracturas etc. Para poder armonizar estos desordenes debemos acceder al origen de esa tensión, que poco a poco se ha ido instalando en nuestro cuerpo desde las capas más externas, hasta llegar al nivel celular, irritando y contrayendo el núcleo del cuerpo, considerando éste en su expresión física, como el suelo pélvico, la medula espinal y el rostro. Una práctica eficaz, de yoga, nos permite acceder a esta tensión, de una manera progresiva.
Empieza soltando la tensión de los músculos largos de la espalda y poco a poco va profundizando, igual que lo hicieron los patrones de tensión, hacia niveles más profundos, hasta llegar de nuevo al nivel de la célula. Es obvio que no se puede soltar esta tensión celular de igual manera que se mueve una mano o se hace algún movimiento deliberadamente, el hecho de que decidas que tus células dejen de estar crónicamente tensas, no hará que estén menos tensas.
Reestablecer el estado unificado
Así pues, el camino a recorrer no es otro que el de recobrar la integridad, la sintonía de todos los aspectos del ser humano, integridad que se expresa en patrones de movimiento que a su vez obedecen a patrones fundamentales de la propia biomecánica del cuerpo humano. El correcto uso de la musculatura del cuerpo, en la práctica de posturas de yoga, reestablece la expresión de esta unidad entre cuerpo mente y espíritu, pero para ello debemos reaprender a utilizar el cuerpo sin comprometer ninguna de sus partes en beneficio de otras. Esto puede suceder muy fácilmente en la práctica de posturas de yoga si buscamos absurdas metas físicas, simplemente utilizando las posturas para generar más elasticidad, más fuerza o mayor capacidad de concentración por ejemplo. La práctica ecuánime de yoga no busca generar nada nuevo, nada más lejos de su propósito, sino restablecer lo que por falta de atención se perdió: la conciencia de nuestro estado unificado. Así que aquí tenemos otra característica que debería ser común a todos los estilos de Yoga: respetar en todo momento la disponibilidad funcional del cuerpo para realizar la práctica. Dicho de otra manera, la mecánica de las posturas de yoga no responde a ningún patrón estético, sino que depende estrictamente de la disponibilidad biomecánica de las articulaciones.
La disponibilidad de una articulación tampoco es algo fijo, determinado por una cantidad de grados en concreto. A veces en alguna clase se pueden oír frases como abre el pié derecho 35 grados
, este tipo de frases deberían ser orientativas y no de carácter impositivo como sucede a menudo. Podríamos definir que la práctica de posturas de yoga es una invitación aobservar detenidamente el proceso de la acción, permaneciendo sensible y abierto al impacto de la acción en sí
, por lo tanto si nos perdemos en la forma, es muy probable que se nos pase por alto el contenido. Al permanecer atento al proceso de la acción, determinando su impacto desde la sensibilidad propioceptiva del cuerpo, podemos ir regulando la intensidad de la postura desde su contenido y no desde su forma. El ir ajustando las posturas con este criterio permite que las células reconozcan los patrones de integridad. Al no generar agresión en las posturas, la relajación penetra más allá del músculo, el tejido conjuntivo de las articulaciones se descomprime y el cuerpo se abre, se puede decir que las células se relacionan desde un patrón de confianza, que se expresa en el cuerpo como si éste fuera más ligero, es una de las sensaciones, que a menudo se oyen después de una clase.
Muchas veces se produce un rechazo del mundo en el que nos hemos criado, de las tendencias de occidente, a favor de la filosofía de oriente, ellos y nosotros, negando todo lo que somos y apostando por una nueva imagen que incluye toda una retahíla de conceptos y costumbres que no entran ni con calzador. Negando nuestra Naturaleza Total
, a favor de una naturaleza espiritual
. Esto no es más que reforzar nuestro sentimiento de desaprobación, escapando de la realidad de los hechos, eres europeo, si has nacido en Europa y toda tu configuración celular responde a ello. No es necesario reclamar la espiritualidad cuando estas integrado, si reclamas esa parte te perderás la totalidad. Si una práctica te separa de lo que amas, pon en duda su efectividad.
Namaste.
extraido de revista namaste, com
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