domingo, 7 de febrero de 2010

Cuento sufi.



Soy Tú.

Era un discípulo honesto.Moraba en su corazón el afán de perfeccionamiento.Un anochecer, cuando las chicharras quebraban el silencio de la tarde, acudió a la modesta casita de un yogui y llamo a la puerta.

-¿Quién es?-pregunto el yogui.

-Soy yo, respetado maestro.He venido para que me proporciones instrucción espiritual.

-No estas lo suficiente maduro- replico el yogui sin abrir la puerta-.Retírate un año a una cueva y medita.Medita sin descanso.Luego, regresa y te daré instrucción.

Al principio, el discípulo se desanimo, pero era un verdadero buscador, de esos que no seden en su empeño y rastrean la verdad aun a riesgo de su vida.Asi que obedeció al yogui. Busco una cueva en la falda de la montaña y durante un año se sumió en meditación profunda.Aprendio a estar consigo mismo; se ejercito en el Ser.

Sobrevinieron las lluvias del monzon.Por ellas supo el discípulo que había transcurrido un año desde que llegara a la cueva.Abandono la misma y se puso en marcha hacia la casita del maestro.Llamo a la puerta.

-¿Quién es?- pregunto el yogui.

-Soy tú- repuso el discípulo.

-Si es así – dijo el yogui-, entra.No había lugar en esta casa para dos yoes.

*El Maestro dice: Mas allá de la mente y el pensamiento esta el Ser.

Y en el Ser todos los seres.

Namaste.

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